Nueva Zelanda tiene una herencia originada en la cultura maorí y en la europea. Los europeos no la descubrieron hasta 1642. Durante el siglo XIX, hubo grandes conflictos entre los europeos, que querían expandirse, y los maoríes, que oponían resistencia. Durante la primera parte del siglo XX, Nueva Zelanda perteneció a Gran Bretaña, hasta 1947, cuando se convirtió en un terreno independiente de la Commonwealth. Sin embargo, Gran Bretaña ha seguido siendo importante para la economía neozelandesa.
El país está dividido en 12 regiones y 74 distritos, con un sistema parlamentario basado en el británico, con una legislación especial para los maoríes. Nueva Zelanda, pues, es una monarquía constitucional, con Carlos III el Rey de Nueva Zelanda, aunque es representado por el gobernador general. Así pues, Nueva Zelanda es un miembro de la Commonwealth totalmente independiente.
La sociedad neozelandesa es armoniosa y amable. Es una fusión multicultural maorí, polinesia, asiática y europea. Se caracteriza por una postura humanitaria y pacifista, una política liberal y un bienestar social líder en el mundo. Lo más destacable de su cultura incluye la comida, el vino (y los festivales de comida y vino), actividades al aire libre (en sus espléndidos paisajes), música en directo y una gran tradición de rugby y de artes tradicionales maoríes.
Nueva Zelanda posee una economía estable y sana, basada principalmente en la exportación de productos agrícolas. Mantiene una fuerte exportación a países como Estados Unidos, Reino Unido, Japón y Australia. El turismo también es un gran contribuyente a la economía, ya que el país es reconocido en todo el mundo por ser bonito de una manera única.